Parte importante del quehacer del arquitecto es involucrarse con los interiores de los proyectos que desarrolla, estos son el destino final que el usuario vive, siente, donde hace sus funciones. Y debido a la importancia de relacionar el espacio con su función y su estética, somos los arquitectos quienes por medio de nuestro trabajo debemos hacer armónica y efectiva la combinación de espacio, funcionalidad y estética, acompañarla de muchos factores que intensifican las sensaciones de nuestros clientes o usuarios finales.
El interior de los espacios es parte fundamental, e incluso para muchos tiene más peso que la arquitectura exterior, ya que se alegan que el área efectiva donde realmente se desenvuelve el usuario es al interior, áreas diseñadas para realizar incluso diversas actividades al mismo tiempo, para otros lo exterior representa el sello de su firma.
Optimizar estos espacios depende de una excelente zonificación e interrelación, de su forma y tamaño, del color y las texturas, de la iluminación y el mobiliario, entre otros factores, y de cómo se logre conjugar a estos entre sí, ya que la disposición y la complementariedad serán el resultado de nuestro buen gusto y la formación que recibimos.
Hablando del mobiliario, recordemos que los egipcios según la historia fueron los precursores de los muebles con diseño propiamente dicho; también los griegos y los romanos estuvieron involucrados en la aportación de diseño de piezas que incluso en nuestros días se siguen produciendo, estilos como el Isabelino o Tudor también son los favoritos en muchas habitaciones de los hogares actualmente, sin embargo muchas de estas piezas si no es que la mayoría fueron creaciones en madera, telas y pieles, cosa que la revolución industrial vino a cambiar radicalmente y hacia finales del siglo XIX principios del XX, muchos diseñadores en su mayoría arquitectos le dieron un increíble giro a la manera de sofisticar nuestros espacios, la incursión del metal, el plástico y otros materiales lograron impresionar a propios y extraños dando por resultado formas que hasta ese entonces nunca se habían expuesto.
La influencia del postmodernismo –estilo que brilló por el manejo de las líneas en relación con el espacio libre en la tercer parte del siglo XX- llego a inspirar a los diseñadores del final de milenio, pero estos nunca dejaron de mirar al pasado y otros estilos base.
La mayoría del mobiliario de los primeros años del 2000, son minimalistas, funcionales, fantásticos, ingeniosos y por supuesto de una belleza poética, la globalización representa en el diseño actual un gran pluralismo con infinidad de tendencias que surgen y desaparecen rápidamente; y sería imposible nombrar un estilo definido.
El nuevo milenio trae consigo una nueva sensibilidad, la protección del medio ambiente. La toma de conciencia general, de la necesidad de proteger la naturaleza y de utilizar los recursos naturales sabiamente, ha conducido a los creadores de mobiliario contemporáneo a adoptar actitudes nuevas. De esta forma, en vez de talar un árbol para construir un mueble, los jóvenes creadores hacen funcionar su imaginación para encontrar nuevos materiales. De la misma forma, en vez de dejar que se acumulen los desechos, muchos artistas, en los Estados Unidos, Asia y Europa, han iniciado un movimiento que consiste en recuperar los materiales desechados por la sociedad reciclarlos y darles una nueva vida. Estos materiales pueden ir desde el cartón, alambre, madera reciclada, etc.

EL NUEVO MILENIO ES EL NUEVO FUTURO ARTÍSTICO, QUE PERDURE DEPENDE DE NOSOTROS MISMOS…!!!

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